La antropología alimentaria es considerada como un campo interdisciplinario que estudia la difícil relación que existe entre la alimentación y la cultura.
Actualmente, existen personalidades referentes en este campo que dedicaron su vida a transformar la manera en que las personas se alimentan y como la concientización del consumo genera múltiples cambios en la sociedad.
Una de ellas es Patricia Aguirre, una reconocida antropóloga a nivel internacional que cuenta con un enfoque especializado en comprender la alimentación como un hecho social integral.
Una trayectoria reconocida mundialmente
Con más de 30 años de trayectoria, Patricia Aguirre es doctora en Antropología egresada en la Universidad de Buenos Aires, y docente e investigadora especializada en cultura alimentaria del Instituto de Salud Colectiva (ISCo) de la Universidad Nacional de Lanús (UNLA).
Hace más de 20 años, se desempeña como antropóloga en el Departamento de Nutrición en la Dirección Nacional de Maternidad e Infancia del Ministerio de Salud y Ambiente y es docente del curso de posgrado sobre Antropología Alimentaria (IDAES).
Además, brinda el taller de Antropología y Políticas Alimentarias de la maestría en Gestión de Políticas Sociales de FLACSO y forma parte del seminario de Antropología Alimentaria y Pobreza, dictado en la carrera de Antropología en la Universidad de Buenos Aires, entre otros.
Eje principal de estudio: la cultura alimentaria
A lo largo de su carrera, Patricia Aguirre estableció una idea central de estudio. Para la investigadora, la cultura alimentaria debe ser comprendida como un “hecho social integral”.
Es decir, que la alimentación no se limita simplemente a la nutrición, si no que abarca una amplia gama de dimensiones interrelacionadas que incluyen aspectos ecológicos, económicos, tecnológicos y simbólicos.
Dimensión ecológica y económica
En el ámbito ecológico, la antropóloga investigó detenidamente cómo las diversas prácticas alimentarias afectan al medio ambiente y cómo, a su vez, los ecosistemas influyen en las elecciones alimentarias de las personas.
Su trabajo fue ampliamente distinguido por pares, dado que logró demostrar la importancia de adoptar sistemas alimentarios sostenibles que conserven los recursos naturales y promuevan la biodiversidad.
Desde el estudio de la agricultura tradicional, hasta el análisis de la huella ecológica de la producción alimentaria industrializada, la doctora dilucida un impacto positivo sobre los desafíos ambientales que se encuentran asociados con los hábitos alimentarios contemporáneos.
Por otro lado, en el ámbito económico examinó cómo la comida no solo es un bien de consumo, si no también un medio de producción, intercambio y poder para las diversas culturas.
Su investigación reveló las complejas dinámicas económicas que se existen y se encuentran implícitas en la producción, distribución y consumo de alimentos, destacando la importancia de abordar las desigualdades económicas a la hora de proclamar una alimentación cada vez más nutritiva y culturalmente significativa para todos.
Dimensión tecnológica y simbólica
La tecnología juega un papel fundamental en la producción, distribución y consumo de alimentos.
La docente citada exploró cómo la tecnología innovadora, desde la agricultura de precisión hasta la biotecnología alimentaria, está cambiando los hábitos alimentarios y reconstruyendo la relación con los alimentos que se consumen.
Al mismo tiempo, plantea importantes cuestiones sobre las consecuencias sociales y medioambientales de estas nuevas tecnologías.
Por último, Aguirre hizo hincapié en el significado simbólico de la comida y los alimentos que se consumen en diferentes culturas.
Desde rituales religiosos hasta reuniones gastronómicas, corroboró cómo se utiliza la comida para expresar identidades culturales, establecer relaciones sociales y negociar poder.
Su trabajo mostró que los alimentos no solo nutren los cuerpos, sino también la mente y las comunidades, convirtiéndose en una herramienta poderosa de significado cultural.
Un aporte de investigación imborrable
La contribución de Patricia Aguirre tuvo un impacto significativo en el campo de la antropología alimentaria.
A lo largo de los años, demostró cómo la antropología alimentaria puede ofrecer una ventana única hacia la comprensión de las complejas interrelaciones entre los seres humanos y su entorno alimentario.
Su enfoque integral en la cultura alimentaria como un fenómeno total, llegó para enriquecer el conocimiento que las personas tienen sobre la comida y abrió nuevas vías para abordar los desafíos globales relacionados con la alimentación y la nutrición.
Igualmente, es importante destacar que sus investigaciones funcionaron como fuente de inspiración académica para colegas y futuros académicos que buscan sumergirse en el estudio de la antropología alimentaria y la cultura, para continuar su legado en términos de salud humana y conciencia social.
