Pamela Ronald, la principal defensora de la agricultura sostenible

La historia de Pamela Ronald marcó un antes y un después en la industria de los alimentos. Desde hace años se preocupa por mejorar la agricultura ecológica.

Pamela Ronald nació en Estados Unidos y desde muy joven se dedicó a estudiar las enfermedades que afectan las plantas. Además estudió sobre la ciencia que estudia la genética, convirtiéndose en una reconocida genetista.

Al despertar el interés por ambos campos de estudio, Ronald se ocupó de comprender la manera en la que podía unirlos y así mejorar el rendimiento de los cultivos. Esto le permitiría también combatir la escasez de alimentos y el hambre a nivel global.

En esta línea, la estadounidense dedicó gran parte de su vida a analizar cómo podía juntar los principios de la agricultura ecológica con el desarrollo de los cultivos transgénicos, dos tendencias que por lo general se presentan como opuestas.

Su primer acercamiento se dio cuando se casó con Raoul Adamchak, el dueño de una plantación orgánica. Fue entonces que se vio obligada a convivir bajo estos conceptos y entender en detalle el funcionamiento de este sector.

Los primeros pasos académicos de Pamela Ronald

La mujer nació en California, en 1961. En su casa, su madre se encargaba de ser jardinera. Con el tiempo descubrió que los botánicos eran considerados profesionales, por lo que podía ganar dinero haciendo lo que le gustaba: cuidar a las plantas.

Al estudiar en un instituto académico, comenzó a entender cómo las plantas interactuaban con otros organismos. El interés llegó a tal nivel que su tesis se enfocó en la replantación de un reconocido volcán activo ubicado en el estado de Washington. La excelencia de su trabajo fue reconocida con su título de Biología en 1982.

Al mismo tiempo, Ronald comenzó a trabajar con algunos alimentos, como los pimientos y los tomates. Finalmente hizo hincapié en el arroz, ya que cualquier tipo de mejora podría beneficiar a gran parte de la población.

Según indicó a finales de la década del 80, su objetivo era enfocarse en una planta estratégica, como es el caso del arroz. Ella quiso trabajar en una cosecha básica, trasladando su enfoque a algo más importante.

Ya a principios de 1990, Ronald ejerció el cargo de profesora adjunta en la Universidad de California. En su pequeño despacho, se acompaña de diferentes trabajos propios, como las apariciones en las revistas científicas y las copias del libro que escribió en 2008 junto con su marido.

En este último caso, Pamela pretendía destacar el trabajo de los agricultores y la alimentación que predomina en las regiones más carentes del mundo. Por este motivo, se dedicó a estudiar la respuesta inmune de las plantas ante la presencia de ciertos organismos.

En esta línea, observó que existe un gen con capacidad de oponer resistencia a los patógenos de la agricultura y desarrollar una respuesta inmune. La manipulación genética, en este caso, sería óptima para mejorar el rendimiento de los cultivos.

Solo de esta manera se podría asegurar una cosecha en óptimas condiciones, la cual da de comer a millones de personas en el mundo.

El trabajo de Pamela Ronald sobre el cultivo del arroz

Su cercanía con la temática comenzó con una colaboración académica, la cual fue financiada por las autoridades de USA. Durante diez años, el equipo de profesionales trabajó para identificar y aislar un tipo de gen en particular que sobreviviera a situaciones climáticas extremas.

Ante sus claros beneficios, el mismo fue añadido a un total de diez variedades asiáticas de arroz. A su vez, los agricultores de varios países recibieron un tipo de semilla en particular para promover este escenario.

Cabe destacar que el arroz es una cosecha difícil de mantener en equilibrio, ya que requiere de mucho trabajo e hidratación. Si tiene demasiada agua, esta no prospera. Si le falta, también muere.

A medida que el cambio climático avanza, probablemente los desafíos en la producción de arroz se incrementen. Las altas temperaturas y la falta de lluvia no ayudarán a la situación.

Por todos estos motivos, los rendimientos de las cosechas podrían bajar hasta un 15%. Los precios podrían aumentar hasta un 30%. Lo importante será entonces reducir los efectos climáticos, particularmente en las zonas más vulnerables.

Las cosechas modificadas se presentan como una excelente opción para sobrellevar este tipo de condiciones extremas, donde la naturaleza habla por sí sola. Se trata de una herramienta tecnológica que ayuda a los agricultores a producir en entornos más complejos.

El laboratorio de Ronald se puso al hombro la investigación. En 2014, esta nueva variedad de arroz fue cultivada en más de cuatro millones de hectáreas con riesgo de inundación. Los trabajadores del lugar notaron un destacado aumento en la cantidad de los alimentos y en los ingresos económicos. 

Desde el sector aseguran que harán falta más investigaciones, dado que los desafíos a nivel global serán cada vez más grandes. Las miradas tendrán que estar puestas en los genes y en las vías de comunicación celular.

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