El icónico aporte de Nina Fedoroff en la biología molecular

Su historia de vida es reconocida a nivel global por haber encontrado grandes resultados en el desarrollo de los cultivos modificados. La genetista descubrió cómo mejorar la resistencia a las enfermedades y otros factores.

La historia de vida de Nina Fedoroff

Nina Vsevolod Fedoroff nació el 9 de abril de 1942, en Estados Unidos. Su historia de vida se caracteriza por la fuerte dedicación que tuvo con la investigación científica, tal es así que con el paso de los años se convirtió en una referente de la biología molecular.

Si bien sus primeros estudios estuvieron relacionados con el ámbito del arte, particularmente con la música, Fedoroff decidió estudiar ciencias en una de las universidades más conocidas de Nueva York. Fue allí donde se graduó con una doble especialización en biología y química.

A sus 30 años de edad, su formación académica se consolidó y obtuvo un doctorado en biología molecular. En este caso, en la Universidad de Rockefeller. Desde entonces, Nina desempeñó roles de gran importancia en instituciones gubernamentales y organizaciones internacionales.

Además de sus increíbles aportes y trabajos en el sector, Fedoroff fue profesora de varias universidades prestigiosas de Estados Unidos. Asimismo fue líder en más de un establecimiento científico.

En una de las áreas en las que trabajó de forma activa fue en la biotecnología agrícola, la cual pretende mejorar la producción que llevan a cabo los agricultores y la calidad del suelo con el que trabajan.

La genetista hizo contribuciones significativas para la sociedad, al comprender –por ejemplo- la evolución de los genomas en las plantas. Un gran paso en la genética molecular.

No solo aportó al desarrollar las técnicas claves para estudiar y modificar las plantas, sino también se dedicó a analizar a los genes saltarines descubiertos en los cultivos de maíz.

En este caso, aisló el ADN de estos genes móviles para observar sus estructuras, movimientos y controles. En 1995, se incorporó a la Universidad de Pensilvania para llevar a cabo una investigación integral sobre la protección que desarrollan las plantas ante el estrés biológico y no biológico.

Fedoroff trabajó con distintas herramientas para abordar los desafíos de la seguridad alimentaria que se presentan en el mundo. Desde hace más de 30 años se presenta como una defensora principal de la ciencia que se basa en los transgénicos.

Debido a su compromiso y ardua dedicación, recibió numerosos premios y reconocimientos por parte de las grandes autoridades. Su labor dejó en vista de todos su postura a favor de la promoción de la ciencia.

Pese a las dificultades que enfrenta la humanidad, ella logró marcar un antes y un después en la historia del conocimiento. Su prestigioso reconocimiento se debe a su investigación, observación y experimentación en la secuenciación de ADN.

La llegada de Nina Fedoroff a los grandes cargos

La Secretaría de Estado de Estados Unidos nombró a Nina como Asesora de Ciencia y Tecnología. El cargo en cuestión se llevó a cabo de 2007 a 2010.

Las autoridades han reconocido que la modificación genética, de la cual se encargaba Nina en aquel entonces, es la tecnología más crítica en el sector agricultor dados los desafíos a los que se enfrenta la población global en crecimiento.

En esta línea, la bióloga molecular advirtió sobre la influencia perjudicial de la política y la desinformación respecto a la seguridad de los cultivos transgénicos. De hecho, redobló la apuesta al decir que estos son seguros en las cadenas alimentarias, tanto para humanos como para animales.

Ejemplificó esta postura al explicar que la modificación de plantas mediante técnicas moleculares tiene menos impacto en la expresión genética, los niveles de proteínas y metabolitos que los cruces genéticos convencionales.

Al mismo tiempo desarrolló nuevos métodos que prometen aumentar la especificidad y la precisión de la modificación genética propia de la industria alimentaria.

Para defenderse también remarcó una revisión de la Unión Europea en más de 130 proyectos de investigación que se hicieron durante los últimos 25 años. Este concluye que los métodos transgénicos no son más riesgosos que las tecnologías convencionales que se utilizan para cultivar.

La población humana se multiplicó por siete durante los últimos dos siglos. En tanto, se prevé que la población continúe creciendo en las próximas décadas, con una adición de 2.000 y 3.000 millones de personas durante el siglo XXI. 

Por este motivo, las grandes corporaciones alimentarias aseguran que será necesario aumentar la producción de alimentos. La misma deberá incrementarse un 70% para 2050, siendo esta la única manera de satisfacer las necesidades mundiales.

Nina Fedoroff considera que el rendimiento que registra la industria en la actualidad no es suficiente para mantenerse al día con la creciente demanda. Ante este escenario, la revolución genética molecular se presenta como una excelente herramienta para enfrentar este tipo de desafíos.

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