El aporte desconocido de Rosalind Franklin en la comprensión de la biología molecular

La biofísica llevó a cabo un trabajo sumamente importante en la comprensión de la estructura del ADN. Se trata de varias contribuciones que fueron esenciales en el descubrimiento de la estructura de doble hélice.

La formación académica de Rosalind Franklin

Rosalind Franklin fue una mujer brillante y apasionada por la ciencia que nació el 25 de julio de 1920 en Londres, Inglaterra. A medida que iba creciendo, iba desafiando  los estereotipos de su época para dejar un legado totalmente revolucionario respecto a la naturaleza del ADN.

Su formación académica se potenció al ingresar a la Universidad de Cambridge en 1938. Allí estudió química natural y se destacó por sus habilidades analíticas.

Ya para 1941 obtuvo una beca que le permitió hacer un doctorado en la misma institución, en tiempos en que el acceso a la educación superior para las mujeres era limitado y las barreras de género se destacaban de forma constante. Finalmente terminó por doctorarse a los 25 años de edad.

Sin embargo, su verdadero potencial se desató cuando comenzó a desarrollarse dentro del mundo científico, vinculandose de cerca con los laboratorios. Allí tuvo que enfrentarse además al menosprecio de sus compañeros varones, quienes no veían con buenos ojos la presencia de una mujer.

Sus intereses la llevaron a trabajar en la estructura del ADN, el material que contiene los genes de la vida misma. En detalle, la exploración de Rosalind Franklin se centró en la difracción de rayos X, una técnica que permitía estudiar la estructura de materiales cristalinos.

Fue en el King’s College de Londres donde hizo su trabajo más influyente. Al obtener imágenes de alta calidad de la molécula de ADN, pudo proporcionar información valiosa sobre su estructura, lo que más tarde marcaría un antes y un después en la historia.

Los logros científicos de Rosalind Franklin que revolucionaron el mundo

Entre sus investigaciones más destacadas dentro del sector, se encuentra la reconocida “Fotografía 51”, una imagen cristalina del ADN que reveló su estructura helicoidal en forma de doble hélice.

Esta imagen resultó sumamente importante para comprender la estructura del ADN, aunque no recibió el reconocimiento adecuado en su vida debido a una serie de enfrentamientos y desacuerdos dentro de la comunidad científica.

A pesar de los riesgos en la salud que afrontaba debido a la exposición constante a los rayos X, Franklin se mantuvo decidida en demostrar que era igual de brillante y capaz que cualquier hombre en el laboratorio.

Lo cierto fue que cuando finalmente reveló con claridad lo que había encontrado en la estructura del ADN, sus colegas varones se llevaron el crédito, dejándola en un segundo plano.

Su trabajo y el de sus colegas, James Watson y Francis Crick, se entrelazaron en una competencia profesional por descifrar el código de la vida. En detalle, la información que fue revelada por las imágenes de Franklin fue esencial para el avance de ambos en su modelo de doble hélice del ADN en 1953.

Pese a su significativa contribución en el área de la ciencia, Franklin no recibió ningún reconocimiento en aquel entonces, en parte debido a la cultura sexista y los prejuicios que persistían en la sociedad. Únicamente en años posteriores su descubrimiento fue reconocido y honrado.

El Premio Nobel que nunca recibió Rosalind Franklin

La británica falleció de cáncer a los 37 años de edad, sin saber finalmente hasta qué punto el trabajo de sus compañeros Crick y Wilkins había dependido de su investigación. En tanto, en 1962, ellos recibieron el premio Nobel de Medicina por su investigación sobre la molécula del ADN.

De haber seguido con vida, el comité de los Nobel debería haber reconocido también la contribución de Franklin a la ciencia, dado que estaba al mismo nivel que el de sus colegas hombres.

De todos modos, es difícil especular sobre lo que podría haber sucedido dadas las actitudes sexistas que se notaban hace unos 60 años.

Si bien ninguno de ellos mencionó a Franklin en sus discursos de aceptación, su legado sigue vivo en la ciencia moderna. La comunidad científica la recuerda de forma constante, más aun teniendo en cuenta las dificultades y la discriminación que enfrentó.

En palabras de su hermana, Rosalind Franklin se convirtió más tarde en un ícono feminista que inspiró a otras mujeres a educarse y revolucionar el sector en donde trabajan, incluso pese a las limitaciones. 

Lo curioso es que ella se veía como una científica y no como una mujer científica, por lo que no estaba en su misión allanarles el camino a otras compañeras. La idea de convertirse en una suerte de representante habría sido muy extraña para ella.

En el marco del contexto actual, donde el empoderamiento del género es un tema relevante, la Royal Society de Reino Unido estableció el premio Rosalind Franklin para ayudar a las mujeres en la ciencia.

Esto demuestra sin dudas que fue una mujer excepcional que invita a reflexionar sobre la importancia de reconocer y valorar el talento, sin importar si es hombre o mujer.

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